Dietas en verano. Impedimentos y expectativas

Con la llegada del verano podemos sentir que se nos viene el tiempo encima respecto a conseguir nuestro físico deseado, los reencuentros de verano cada vez están más cerca y las comidas en la playa o las escapadas de fin de semana van en aumento. Todos estos planes juntos pueden dificultarnos la operación bikini y, ahora más que nunca, hay que ir bien preparado; os recordamos a continuación algunos de los puntos fuertes que tiene esta época del año a la hora de perder peso, así como algunos consejos para que los días de excesos no terminen por echar por tierra todo el esfuerzo hecho en primavera.

En verano generalmente hace muy buen tiempo. Es verdad que durante gran parte del día el sol y el calor hacen difícil ejercitarse (cuidado con las bajadas de tensión), pero gestionando bien nuestro tiempo se puede hacer ejercicio por la mañana temprano o al atardecer, especialmente a partir de las 19:00 es una hora agradable para dar un paseo o nadar un poco. Además, estos meses también se suele beber más por el calor, recordad que hidratarse bien y orinar ayuda a perder el exceso de líquidos.

Ahora toca hablar del elefante en la habitación: las comidas y cenas familiares, las quedadas con amigos, bautizos, bodas, escapadas, viajes… resumiendo, los excesos típicos de estas épocas vacacionales. Porque todos sabemos que, aun no teniendo vacaciones, tus seres queridos sí pueden tenerlas, y al final del día los compromisos sociales no son evitables. Por eso en vez de hacer dieta estricta estos días lo más aconsejable en su lugar es acostumbrarse a comer de todo, pero con moderación en las cantidades, así como compensar alguna comida especialmente pesada haciendo luego una cena ligerita de frutas y/o yogures.

Los viajes y las escapadas son otra historia, porque se hace más difícil si cabe controlar lo que nos ponen en el plato o lo que hay en la mesa. En muchos países como Italia el turismo gastronómico es una parte importante de la experiencia y perderse la oportunidad de comer algunos de los platos más típicos no es negociable. Por eso en estos casos lo mejor es movernos mucho de sitio en sitio, hacer alguna cena ligera y, sobre todo, al llegar a casa hacer un poco de dieta unos días.

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Ya por último recalcar que lo más importante es establecer expectativas realistas. Cada persona pierde peso a su ritmo y si además tenemos bastantes compromisos esto causa que algunas semanas se nos haga cuesta arriba perder tallas, la dieta en verano hay que enfocarla con el fin de perder poco a poco o, en el peor de los casos, mantenernos o coger poco peso algunas semanas.

Como habréis visto, la clave en estas fechas es compensar luego de los excesos, complementar la dieta con hacer ejercicio y crear hábitos saludables, cada uno a su ritmo y con las metas claras. Toca armarse de paciencia y aguantar hasta otoño y que lleguen los meses más relajados.